A pesar de que mis padres no eran personas muy intelectuales, en mi casa había libros .Pocos. Dos de ellos eran consultados cada vez que la ocasión lo merecía; El “Libro de los yuyos” con el que mi padre alardeaba de doctor y seguía al pie de la letra.
Julio 2021. La pandemia se cierne sobre el mundo como un reptil silencioso y letal. A medio día llegan Fernando y Andrea , vienen desde otra provincia. Traen comida hecha y una botella de vino. Llamaron en el portón haciéndose pasar por un Delivery.
En el año Tres mil el mundo se encuentra robotizado. Todo funciona a través de claves y contraseñas. Algunas se activan con sonidos y otras con colores. En la casa del Señor C también reinan las contraseñas , desde abrir y cerrar la puerta, hasta encender y apagar luces y otros artefactos.
Orillando una orfandad manifiesta, nutrida de matones y partusas, brotan de entre las sombras dos figuras: ella, subida con desparpajo a tacones altos y él, impertérrito, camisa a rayas, polainas blancas, chambergo negro. A escasos metros seguían rondándose; distraídos, pero al acecho, disimulando, pero atentos. Aunque cercanos no se animaban al abordaje de fuegos fatuos.
Ansiosa andaba merodeando las callejas. Siempre sentía que llegaba tarde, si hasta una leve inclinación del cuerpo se adelantaba a su propio paso. El crepúsculo escondía sus vergüenzas recostado entre minúsculas casitas de dinteles oscuros y cortinados llenos de puntillas. Pudo deslizarse entre ángeles y tumbas y escuchar los silencios de los grillos, donde danzaba por encima de los aires, atravesando rechinantes puertas de hierro repujado y cancerberos…
Después de implorar por el olvido
de adelantar relojes imaginarios.
Después de noches enteras
y amaneceres de alcohol
visualizando casi
los lutos despojados.
El día más audaz y personal de la semana.
Ese, no era como los otros días,
aquellos rutinarios prisioneros de guerra
condenados a cadena perpetua de cordura
donde el deber nos marca el paso a rajatabla.
Era como por febrero, justo en un recodo del río, que deambulaba andariego e incansable. Allí estaba, erguida entre las piedras en un costado sombrío, la frondosa higuera que fue creciendo fuerte con los años. Él se detuvo para fotografiarla, estaba tan cargada que sus ramas se inclinaban hacia el piso, parecía una mujer a término de un embarazo múltiple.
Los sabores de la infancia permanecen indelebles en algún rincón de las circunvalaciones del cerebro, como los sonidos y las voces. Siempre recuerdo a mi tío Albino, un hombre solitario y silencioso que pasó su vida cuidando a su madre, amante del Jazz y fanático de Louis Armstrong. Era mi tío preferido, el que venía los sábados a la tardecita.
Ella era una especie de doble Tía: Cuevas de Cuevas, casada con un hermano de papá, y prima de ambos. Resulta que el bisabuelo había venido con sus 10 hijos desde su Galicia natal, y del revoltijo que se armó con el tiempo entre primos, estos dos parece que se enamoraron, en contra de la mirada áspera y condenatoria de la abuela, la piamontesa que no sabía italiano, pero sí, francés…
Emerge desde algún punto crucial de la conciencia,
¿o es desde el inconsciente la flecha envenenada?
El disparo que emerge desde lejanos días,
la furia sin estribos que galopa en las noches
desenfreno sin riendas poblado de palabras.
La justicia vendada mostrando su impotencia…
Ovillo de cuerpo retorcido con música callada
Angustia que se sublima
en figura que chorrea dolor.
Hay tensión degradada en la imagen
en una actitud de entrega final.
Todo lo que venga será peor.
¡No mereces esa pena!
Mi deseo en ti salvaje y ávido
nace desde el amor…
tiene más sabor a filos
que sabor a rosas.
No es cómodo.
Ni tampoco suave…
Es salado. Y áspero,
es sufrir con ansias!
Cuando terminaban las clases era costumbre que los más chicos nos preparáramos para ir de vacaciones a juntarnos con unos primos en la casa de mi abuela Romana, la mamá de mi mamá.
Era una mujer muy calma, amable y muy trabajadora. Le encantaba que la visitáramos los veranos.
Como éramos muchos, dormíamos todos juntos con colchones en el piso. En total éramos seis…
Estás lejos de mí
tardas en llegar a mis sueños,
tus ojos, tu boca, tu perfume,
se dispersan como golondrinas en..
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana…
Es tiempo de hacer un recuento
de lo vivido.
¿Qué incluir?
Los logros, los fracasos,
el amor, la familia, los amigos,
lo económico…
Una familia pequeña. Solo eran tres. Como las Tres Marías o los tres Reyes Magos o los Tres Mosqueteros, que en realidad eran cuatro…
Cada vez que digo ¿Una mala palabra? recuerdo con nostalgia el encuentro de Roberto Fontanarrosa en el Congreso Internacional de la Lengua…
La luz de una vela proyecta luces y sombras que resaltan por momentos su blancura.
La carta se destaca sobre la mesa de madera oscura. Parece que levitara en la penumbra.
Las gotas de sudor en la frente de José María delataban el esfuerzo que le había significado la decisión…
El día amaneció espléndido.
La cabaña en el Mallín Ahogado me proporciona la tranquilidad que necesito después de un año tan largo como difícil…
En soledad me aborrecía, en acción lo ignoré, con desesperanza sentí que se iba, sin importarme.
Inconsciente lo quise. Siempre lo quise.
Era imperativo huir del dragón que se acercaba con sus lenguas humeantes. No había margen para despedidas apretadas ni para ensayar consideraciones que pudieran quebrar voluntades.
En mis sueños recurrentes la casa paterna aparece nítida, blanca y sólida, sin adornos, sin nada que no fuera estrictamente necesario. Desde que partiera de allí, quedó incorporada definitivamente a mi recuerdo…
Hoy llovió casi todo el día. Por fin, a la tarde asomó el sol entre las nubes y a mí me maravilla esa luz tímida entrando por las ventanas. Todo se tiñe de oro.
Cuando los ríos se secaron y los hielos se derritieron, el mapa del Planeta cambió para siempre. La ancestral simbiosis entre el hombre y la naturaleza, en mutua adaptación para subsistir, se transformó en una trampa mortal.
Sebastián acaba de cumplir dieciséis años y tiene el alma libre como las aves que se agolpan en el muelle de Catania, en su Sicilia natal. Su espalda acusa el peso de cada bulto que soporta en el trabajo de…
La primera clase en mi carrera docente, fue un desastre. Me paré frente a treinta niños de séptimo grado de esa escuela bilingüe, de alto nivel socio económico y tuve la ingenua idea de comenzar con la pregunta:
A primera hora de la mañana, Miguel llegó a la puerta del negocio. Retiró el candado y levantó la pesada cortina metálica. El olor a viejo lo golpeó…
Paseaba por los rincones de la casa con tanta emoción. Ultimo día en ese
lugar donde pudo dar rienda suelta a la alegría de sentirse libre de espíritu
a pesar de la corta edad…
Recuerdo las siestas de otoño,
allá a lo lejos,
el sol se asomaba
en el patio de mi casa.
relajarse…
“El tiempo del dolor” ya ha pasado
cuando recuerdo lo vivido
queda lo mejor,
lo elegido…
Recuerdo aquellos añorados días,
a mi madre tomando mate,
sentadita en un rincón calentito,
a la mañana y a la tarde,
toda una ceremonia para relajarse…
No sé quién te descubrió,
tampoco cuál es tu nombre,
pero sí sé,
que eres síntesis de belleza.
Cuando terminó la segunda Guerra Mundial, quedaron muchos chicos huérfanos abandonados a su suerte. Alex Dieter Kaunas, nacido en Polonia en 1934, fue uno de los pocos niños judíos que logró sobrevivir.
Hola amigo:
Quería contarte que ya ha pasado un año desde que me mudé a Córdoba. ¡Cómo pasa el tiempo! Al principio, todo era nuevo y un poco abrumador. Hubo momentos muy difíciles, pero, a pesar de todo, estoy muy feliz con mi vida aquí.
Recuerdo a través del tiempo,
los rostros que pasan como el agua,
la memoria no engaña,
y soñar no cuesta nada.
Desde muy temprana edad, Isabel se hizo adicta a la radio y. por ende, a la publicidad adherida a sus programas favoritos. Su Padre, además de otras artes, era aficionado a la radio. Él armaba y hacía funcionar con lo que parecía magia, radios de todas formas y tamaños, también arreglaba los desperfectos de todos los aparatos del vecindario. En su casa había varios, con forma de catedrales, estaban encendidos todo el día, excepto la hora de la siesta, que era sagrada. Eso creía él, sin sospechar que, en las habitaciones, alguna novela clandestina hacía soñar a sus hijas adolescentes.
San Roque es uno de los tantos parajes que bordean el lago del que toma su nombre. Allí los días son apacibles, sin mayor motivo de interés que el altar de la Virgen desata nudos. De ser una pequeña gruta, con una sencilla caja de vidrio que guarda a la imagen milagrosa según la creencia de los lugareños, el lugar pasó a ser un centro de peregrinación los domingos y fiestas religiosas, cuando las calles de tierra se ven invadidas por coches y hasta transportes turísticos.
A partir de WALT WHITMAN
“No dejes que termine el día sin haber aumentado tus sueños”
Nunca los dejes,
ellos no te esperan
pasan volando.
A partir de SAINT EXUPERY
¿Qué es “domesticar”? ¿Cómo no confundir domesticar con cambiar al otro? Hacerlo a mi modo, transformarlo, ¿dominarlo? En el sentido que Saint Exupery le da, domesticar incluye respeto, atención especial, como el Principito con la rosa, con el zorro, etc.
Le gustó la buena moza,
sintió el flechazo al mirarla,
sus ojos se agrandaron
al hablarla.
Cuánto cuidado habrá que tener al pronunciarla, ya que lleva un poderoso mensaje que puede cambiar vidas. Al recibirla alegra, entristece, anima y entusiasma y hasta se decodifica el tono y los matices.
Habíamos llegado un día antes para acomodar los pertrechos con tiempo.
La cabaña era cómoda y la salamandra encendida invitaba a calentarse al lado.
Se asoma por la puerta de su casita de madera que tiene recortado un corazón que le da marco a esa instantánea. En su carita graciosa campea la sonrisa de mi hijo.
Hay una esquina en mi barrio que no se parece a las demás. La he bautizado con el nombre de mi madre: Paulina.
Al entrar por primera vez el olor a pintura fresca y las paredes desnudas nos dieron la bienvenida, al rato llegó la mudanza y hubo momentos de gran ajetreo con hombres que descargaban y mamá que hacía de directora general.
De puentes que tendí,
de puentes que crucé,
Me sobran las preguntas…
No de aquellos que he tejido…
En un rincón olvidado de la memoria, existe un personaje singular: el Señor Amnésico. Su mente es un laberinto de puertas sin manijas y ventanas tapiadas. Cada día, al despertar, se enfrenta al mismo dilema: ¿cómo recordar lo que nunca supo?…
Anochece.
Una epifanía se asoma,
y ya despojada mi infancia recorro,
colgada en el tiempo,
rescato vivencias que entibian el alma…
En los momentos de silencio y reflexión, es común sentir la presencia de aquellos seres queridos que ya no están físicamente con nosotros. A veces…