EL MATE DE MI MADRE
Recuerdo aquellos añorados días,
a mi madre tomando mate,
sentadita en un rincón calentito,
a la mañana y a la tarde,
toda una ceremonia para relajarse.
Momentos inolvidables,
aparecían los hijos y nietos
con charlas interminables.
Cada uno contaba sus historias,
alrededor de la acogedora mesa,
lo que hizo en el día,
cuidando de no quemarse con la bombilla.
Los más charlatanes no paraban de hablar,
parecía que les habían dado cuerda,
era sólo la emoción
por estar junto a la abuela.
En cada mate que cebaba,
tenía un consejo sabio que darte,
el aroma de la yerba buena
refrescaba la tarde.
Los relatos se fueron,
pero la pava en el brasero
prendido de mi madre,
quedará en mis recuerdos.
TERESA URANI
Taller Escribir para Perdurar